El fantasma del default amenaza a Venezuela

Las sanciones financieras impuestas por Trump cierran el camino para un canje de deuda o refinanciamiento (default ordenado), lo que coloca al país en la encrucijada: pagar deuda o profundizar la crisis económica y la escasez que vive la nación suramericana

  • Al gobierno de Maduro le quedan pocas opciones y debe elegir entre pagar deuda o recortar importaciones.

CARACAS.- La decisión Donald Trump de cerrar completamente la posibilidad de que el régimen de Nicolás Maduro consiga financiamiento fresco en el mercado estadounidense colocó a Venezuela en una encrucijada: honra los pagos de deuda de finales de año y evita el default o importa alimentos y materias primas para tratar de impedir que se profundice aún más la crisis económica y social.

Todo parece indicar que Venezuela, que no tiene posibilidades de refinanciar su deuda, optará por pagarla y profundizar más la crisis interna que se refleja en escasez de alimentos y medicinas y una inflación que luce indetenible y que según las más recientes cifras del Fondo Monetario Internacional cerrará el año por encima de 1.000%.

El escenario

La orden ejecutiva firmada por Trump y publicada el 25 de agosto establece, a las empresas y ciudadanos norteamericanos, la prohibición de negociar con:

  • Nueva deuda con vencimiento superior a 90 días de Pdvsa.
  • Nueva deuda con vencimiento superior a 30 días, o nuevo capital, del gobierno de Venezuela.
  • Bonos emitidos por el gobierno de Venezuela previos a la fecha de la orden, excepto los enumerados en un anexo.
  • Pagos de dividendos u otras distribuciones de beneficios de entidades controladas por Venezuela (por ejemplo, Citgo).
  • La compra de nuevos valores del gobierno de Venezuela.

Entre octubre y noviembre Petróleos de Venezuela (Pdvsa) y la República de Venezuela deben cancelar $3.500 millones por concepto de deuda (capital e intereses).

El país cuenta con $9.855 millones en Reservas Internacional –el nivel más bajo en 15 años– de los que, según los expertos, solo puede usar $700 millones, pues el resto corresponde a barras de oro y colocaciones de bonos en el Fondo Monetario Internacional.

En 2004 la deuda externa total de Venezuela se ubicaba $24.000 cifra que en 2016 cerró en $103.700 millones. Este monto incluye las emisiones de bonos del Gobierno y Pdvsa, así como los financiamientos con China.

Mientras el precio del crudo se mantuvo por encima de los 80 dólares, Venezuela no tuvo inconvenientes para cancelar el servicio de la deuda pública (capital e intereses), pero tras el declive del valor del barril la situación se complicó y cada vez tiene que hacer mayor ingeniería financiera para honrar los pagos, situación se agrava con las recientes sanciones impuestas por EEUU.

Sin más camino que pagar

Torino Capital en su informe acerca de la orden ejecutiva del gobierno de EEUU advierte que “si bien estas acciones seguramente aumentarán la presión financiera sobre Venezuela y reducirán su capacidad para cumplir con las obligaciones de deuda, pueden irónicamente hacer que un incumplimiento sea menos probable”.

Una de las consecuencias de las sanciones es que impide a Venezuela cualquier reestructuración de deuda, pues los tenedores americanos están imposibilitados de recibir nuevos papeles por parte de la Repúblico y Pdvsa.

El año pasado la petrolera estatal hizo un canje de deuda que le dio un respiro de corto plazo a sus finanzas. .

Explica la firma de inversión basada en Nueva York que “al aumentar los impedimentos para una reestructuración ordenada de la deuda, (las sanciones) obligan al país a elegir exclusivamente entre un incumplimiento desordenado o continuar prestando servicios a la deuda”.

En esto coincide el economista y director de Econoanalítica, Asdrúbal Oliveros, quien cree que es muy probable que el gobierno descarte la posibilidad de caer en situación de impago y prefiera recortar aun más las importaciones que vienen de una contracción de 24% en el primer semestre y de una baja de 52% el año pasado, cifra reconocida por Nicolás Maduro.

Para Oliveros las opciones de financiamiento para el gobierno de Maduro cada vez son más limitadas y aunque tenía previsto la venta de activos (incluido oro de las reservas) esta posibilidad luce ahora cuesta arriba.

China y Rusia, los socios de los que ha echado mano Venezuela más recientemente, podrían no responder con la velocidad que la República requiere.

En el caso de China, que tiene mayor músculo financiero, el grifo podría no abrirse si Venezuela no lleva adelante “cambios profundos en la política económica”, indica Oliveros.

En tanto Rusia, frente al tamaño de la brecha (más de $3.500 millones de dólares) luce sobrepasada en su capacidad de financiamiento.

En los casos de esas dos naciones también son importantes las estrategias geopolíticas que cada una decida, pues hay muchos factores en juego.

En todo caso, Venezuela aún tiene muchos activos que podrían interesarle tanto a chinos como rusos y que están en proyectos que ya el país está desarrollando como son el arco minero y las asociaciones petroleras.

A esto se agrega que la posibilidad de acudir al mercado europeo luce complicada, no solo por el tema reputacional que para la banca de ese lado del mundo es muy importante, sino porque gran parte de la banca europea podría ser objeto de la restricción impuesta por EEUU.

El mandatario venezolano, parece estar dando señales de que su nación va a honrar los compromisos externos.

El viernes 25 en la noche en cadena de radio y televisión Nicolás Maduro respondió a las sanciones financieras y reiteró que el país tiene capacidad para pagar sus compromisos internacionales. “Venezuela ha saldado 65 millones de dólares, Venezuela tiene poder económico y financiero, Venezuela no la para nadie”, indicó.

Aun así, fuentes financieras señalan que Venezuela ha evaluado el escenario de default y ha incluso previsto las opciones que tendría para proteger sus activos externos en caso de que deje de pagar.

El gobierno venezolano también ha medido el alto costo que tendría para la nación, en términos de sus exportaciones petroleras (que le generan más de 95% de las divisas al país) un default desordenado.

Una crisis interna sin precedentes

Asdrúbal Oliveros advierte que la crisis interna que se avecina en los próximos meses no tiene precedentes.

Un recorte de 50% de las importaciones pondría a Venezuela en niveles de escasez de alimento y medicinas inéditos en el país.

Explica el economista que el gobierno para pagar necesita obtener fondos por más $3.000 millones y mantener importaciones de entre $7.000 y $7.700 millones los últimos seis meses del año.

“En caso de no conseguir financiamiento por los $3.000 millones que necesita, entonces tendrá que restarlo de las importaciones y estaríamos hablando de importaciones por debajo de $4.700 millones en lo que resta de año. Es decir una contracción de 50% en las compras externas”.

“Esto traerá como consecuencia un colapso social mayor al que ya vivimos en el país”. Oliveros no prevé una explosión social, pues según sus palabras “Venezuela ya vive una explosión social en cámara lenta. Estamos viendo un aumento de la desnutrición crónica, aparición de enfermedades que estaban erradicadas y podríamos ver un aumento de los focos de protestas”.

En la ampliación de la crisis interna coincide Torino Capital, que agrega en su informe que “esperan que las restricciones adicionales en el acceso a los fondos se traduzcan en nuevas rondas de recortes de importación y una profundización de la crisis económica de Venezuela”.

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